“La madriguera”: danzar para exorcizar las marcas del aislamiento en los cuerpos

“La madriguera”: danzar para exorcizar las marcas del aislamiento en los cuerpos

Cómo es la obra de danza teatro que acaba de estrenar. Además, su directora, Cristina Gómez Comini, relata cómo fue el proceso hasta llegar al escenario.

viernes, 27 de mayo de 2022hs

Clic, clic, clic. El sonido frenético e incómodamente rítmico de un teclado de computadora. Una luz fría y que apenas ilumina, una bailarina contorsionada en una postura que recuerda a un cuerpo poseído del cine de terror. Así, sobre el sonido conocido y día a día pasado por alto del tecleo, comienzan los primeros pasos de baile de La Madriguera.

Al principio está muy lejos de la fluidez que asociamos a la danza y muy cerca de la tensión de cuerpos encogidos, a los que le falta aire, sol, cambiarse el pijama, mirarse a la cara sin pantalla de por medio. De a poco y con un alivio que será agradecido, esos cuerpos recuperarán una memoria del baile y aunque nunca se olvide del todo el aplastamiento del principio, invocarán otra vida, sembrarán la semilla de la esperanza de que hay algo más posible.

El contacto entre ellos, a pesar de todo, será complicado. La tensión va y vuelve, incluso si por algunos momentos casi parece ausentarse al son calmante de la música clásica, cuando la historia que esos cuerpos cuentan entra en terrenos más oníricos. Ciertas líneas sobre ellos pueden borrarse, pero otras son más nuevas.

Luego de pasar por una lucha de diferentes tensiones, el final rompe con el relato de lo humano, incluso de lo onírico, para decir: ¿qué hay más allá de esto, después de todo esto?

Poscuarentena

La inspiración para la obra de Cristina Gómez Comini fue cómo vivieron los adolescentes el aislamiento de la pandemia. La directora adelanta que lo que se ve tiene “muchas capas de interpretación, está pensado para dejar espacios y que el espectador complete el sentido”. Veamos algunas de esas capas.

Empezando por el origen, la obra es resultado de un trabajo muy estrecho entre Gómez Comini y los mismos jóvenes bailarines que la protagonizan (Ludmila Casano, Nicolás Giovanna, Lucía Rolón y Constanza De Ángeli), incluso de su demanda.

“Mi compañía, Danza Viva, cumple 30 años el año que viene. Volví a presentar La casa de los padres el año pasado, este año se hizo en el Teatro del Libertador también y desde el año pasado era para mí ya un poco el cierre. Pero la nueva generación, ya formados en mi escuela, estaban expectantes de un trabajo de danza contemporánea con ellos. Son chicos muy talentosos y yo me preguntaba, estando tan lejos generacionalmente, qué puede atravesar a ambas generaciones y que podamos encontrar puntos en común”, explica la directora.

Obra
Obra “La Madriguera”. (Gentileza Fabiana Medina)

Se encontraron con todo lo vivido a partir de 2020: “Apareció la pandemia como tema principal, indagar cómo la habían vivido ellos. Superficialmente, sí: difícil. Pero al indagar te das cuenta de la cantidad de sensaciones: enojo, rebeldía, el entumecimiento físico. Estaban encerrados en su cuarto, tratando de tomar clases, se chocaban la cama. La angustia que vivieron varios, casi la locura en algunos. Empezaron a aparecer emociones o situaciones que necesitaban no simplemente nombrarlas, sino que los llevaban a universos bastante profundos”.

Además, suma otras cosas: por un lado, el relato de estos jóvenes, que al encierro general sumaban el propio en sus habitaciones de las casas familiares, algo que Gómez Comini considera traumático tanto para ellos como para las familias. Por otro lado, situaciones de la pandemia que le llamaron la atención, como esas noticias que circularon en un momento sobre animales poblando las ciudades despobladas de humanos.

De las sensaciones al escenario

De esa charla, de esos recuerdos de emociones, a la danza: “Empezamos a trabajar para sensibilizar el grupo, para que pudieran atravesar improvisaciones o ejercicios basados en lo que habían contado”.

A todo eso, La madriguera suma su música original, que no estuvo ahí desde el principio, sino que también fue surgiendo en esta obra “muy amasada” durante todo 2021. Cristina cuenta cómo llegó a escena el músico Raúl Lafuret Pereyra.

“Al principio, trabajábamos en silencio o con música sustituta, muchos ruidos, trataba de que fuera una sonoridad que les permitiera abrirse a la fantasía. Cuando entra Raúl, termina de redondear todo, él se entusiasma mucho con el talento de estos jóvenes. Hacía rato que queríamos trabajar juntos y ahora se dio. Estuvimos mucho tiempo en su estudio escuchando música contemporánea. Él venía a los ensayos, proponía música de él e íbamos probando. Todo es suyo, excepto dos temas clásicos de Debussy y de Paganini que introduje para ablandar un poco estos estados de tensión”, revela la directora.

Obra
Obra “La Madriguera”. (Gentileza Fabiana Medina)

Hay más: “En cada trabajo que hicimos a lo largo del año pasado, empiezo a ver que aunque son adolescentes y jóvenes, la niñez no está del todo lejos, aún hay cosas que se cruzan. Ahí hice el cruce con Lewis Carroll y Alicia en El País de las Maravillas”.

“Esa realidad traumática generó todos esos cambios súbitos y estas fantasías. En todo esto, le permitimos entrar a la fantasía, por eso hay experiencias combinadas de lo real y lo imaginario”, comparte.

Con todo eso se construyó La madriguera, una puerta que su título abre a muchos caminos. No se acaba acá. También está presente la cuestión de género (”No hay un chico y tres chicas, son todos humanos”), la ecología (“Una necesidad de volver al origen”) y una tensión también con la hipertecnología: “En algún sentido, hay una muerte de la naturaleza. Hay una escena en la que ellos están muy serios y de alguna forma nos dicen a los adultos: ‘Esto sucede por culpa de ustedes’. Y una vez que murió la naturaleza, ¿qué queda?”.

Para el final, la entrada de unas figuras aúna todo. La fantasía, los deseos y los sueños toman cuerpo, la tecnología que nos habitó es puesta aún más en duda. Pero luego de ese “¿Qué queda?”, Gómez Comini plantea que hay “Algo que empieza a germinar”.

Para ver

La madriguera. La Chacarita Teatro (Jacinto Ríos 1449, barrio Pueyrredón). Domingos de mayo y de junio, a las 18. Las entradas tienen un valor de $ 800 y pueden adquirirse anticipadamente por sistema Antesala (antesala.com.ar). Dramaturgia y dirección de Cristina Gómez Comini. En escena: Ludmila Casano, Nicolás Giovanna, Lucía Rolón y Constanza De Ángeli. Compositor de la música original: Raúl Lafuret Pereyra. Germán Falfán González en la escenografía; Daniel Maffei en iluminación; Lorena Ceraso en asistencia de dirección; Daniel Maffei en iluminación, y Lucas Cadelago en vestuario. Diseño y realización de máscaras: Fernando Airaldo y Mónica Nazar.

Obra ganadora del Fondo Estímulo a la Danza Contemporánea 2021/2022 otorgado por la Municipalidad de Córdoba. Esta obra cuenta con el apoyo del Instituto Nacional del Teatro.

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